Día 1: El sábado 25 llegamos a Bolonia. Nada más bajarnos del avión y recoger las maletas, vinieron a por nosotros las familias que iban a estar con nosotros durante este mes; En mi caso, Lorenzo y su familia, estuvimos haciéndonos fotos y despidiéndonos de todos, hasta que salimos al parking y comenzó nuestro trayecto en coche hacia San Giorgio di piano.
Al llegar a la casa me recibieron: Angela, la madre; y Emma, la hermana. Nos presentamos y hablamos un poco, hasta que Lorenzo me acompañó a la que iba a ser nuestra habitación. Me cambié de ropa y fui a la cocina a cenar con el resto de la familia. Comimos piadina y estuvimos charlando un rato. Tras la cena, volví a subir a la habitación para desarmar la maleta, ducharme y ponerme el pijama. Cuando acabé, bajé de nuevo al salón y juntos estuvimos viendo una serie en la televisión. Hasta que el cansancio pudo con nosotros y decidimos ir a la cama. Me costó un poco dormirme porque no paraba de haber ruidos extraños, pero al final lo conseguí.
Día 2: Me desperté a las 8:15, hacía un día muy frío y lluvioso en San Giorgio di Piano, y aunque estuviese muy ansioso por conocer el pueblo no iba a poder ser. Nada más levantarme me cambié y fui al sótano con Lorenzo a jugar juegos de mesa. Estuvimos un rato jugando al “Monopoly” pero no llegamos a acabar la partida porque nos cansamos y decidimos hacer otra cosa. Después de pensar un rato, decidimos ver una serie en inglés, mientras una amiga llegaba a la casa. Durante este rato estuvimos muy atentos a la serie así que no hablamos casi, pero nos comimos un tentempié esperando a la hora de la comida, ya que algunos domingos solamente hacen una única comida.
Al llegar Ester, la amiga de Lorenzo, volvimos a jugar juegos de mesa, aunque esta vez con ella y con Emma. Estuvimos un rato jugando, pero como al día siguiente había clase, Lorenzo y Ester se pusieron a estudiar. Entonces yo decidí subirme a la habitación a echarme una siesta, porque estaba muy cansado. Me dormí tres horas de siesta, por el cansancio del día anterior y por el mal tiempo. Pero cuando me desperté al ver que ya eran las 20:00 decidí quedarme en la habitación durmiendo para el día siguiente.
Día 3: Este día empezaba el colegio, así que me desperté a las 6:00 y me preparé. Salimos de casa a las 7:00, y aunque quedaban quince minutos para el tren, tuvimos que correr, porque tenía que sellar mi billete y no sabíamos cómo hacerlo. Pero por suerte llegamos a tiempo. Entramos en el tren con algunas amigas de Lorenzo, las cuales fueron muy simpáticas conmigo, así que durante el trayecto estuvimos hablando un poco. Al llegar a la estación central de trenes cogimos un autobús directo hacia el colegio.
Al llegar al Liceo Laura Bassi, Lorenzo se fue a una competición de gramática Italiana y me dejó en manos de su amiga Ester. Como a primera hora teníamos Educación Física, me llevó a los vestuarios para cambiarme. Me puse los zapatos y la ropa de deporte, y vino un chico a acompañarme a un pequeño gimnasio que tienen dentro del colegio.
Nada más llegar la profesora de Educación Física me saludó y comenzó a hablarme en Italiano, pero no entendí nada, por lo tanto uno de los pocos chicos que había en la clase trató de traducirme lo que había dicho, pero tampoco me enteré demasiado bien, así que asentí y me quedé sentado esperando a que hicieran algo. Empezaron calentando dando vueltas alrededor de la clase, seguimos con algunos ejercicios en una esterilla y por último, practicamos un baile. Para la siguiente hora tenía otra vez educación física, pero Elena Pezzi(la profesora encargada del Erasmus) nos llamó para dar una vuelta por el colegio.
Nos enseñó cómo llegar a nuestras clases y nos contó la historia del centro. Al parecer el colegio se construyó en 1860 como convento para monjas con el nombre de Laura Bassi en conmemoración a una filósofa boloñesa.
Tras esto llegamos a la clase de inglés, fue una clase como otra cualquiera en España, lo único que me impresionó es que durante toda la clase los alumnos hablaban; a la vez que el profesor, mientras hacían los deberes… Después tuvimos un recreo de solamente 10 minutos, porque se podía comer durante las clases, con lo cual no necesitaban tanto tiempo, el resto continuó como un día cualquiera.
Al salir hicimos la misma ruta, pero esta vez de vuelta. Llegamos a San Giorgio di piano. Donde nos esperaba el abuelo para llevarnos a su casa a comer. Al llegar conocí a la abuela y la bisabuela, que fueron muy simpáticas conmigo. Para comer nos pusieron «tagliatelle al ragu» y probé la verdadera burrata italiana. Pero por desgracia no pudimos mantener una conversación demasiado larga, debido a que ellos no sabían hablar inglés y mi italiano no era demasiado avanzado…
Al acabar de comer, el abuelo nos llevó de vuelta a la casa, nada más llegar, preparamos nuestras mochilas, y nos fuimos directos al gimnasio. Me explicaron cómo funcionaba cada máquina y qué ejercicios podía hacer y cuales no. Tras eso volvimos a la casa, cenamos y nos fuimos a dormir.
Día 4: Este día empecé otra vez con Educación Física, pero esta vez me acompañó Lorenzo. Justo antes de entrar a la clase me dijo que los zapatos de deporte que usase para el gimnasio no los podía usar fuera del colegio, pero yo ya había pasado varios días usándolos para ir por la calle. Por suerte, la profesora no se dió cuenta y pude dar clase sin problemas. Acabó el día de colegio, volvimos a San Giorgio di piano y comimos de nuevo con los abuelos. Y ese día no hicimos nada más, porque Lorenzo se quedó en su habitación estudiando hasta tarde, ya que al día siguiente tenía un examen.
Día 5: Como no era de extrañar nos levantamos y fuimos de nuevo al colegio. Esta vez a primera hora tuvimos clase de Español, con los alumnos del cuarto curso. Estuvimos leyendo y comentando “La casa de Bernarda Alba”, fue interesante y muy útil para cuando nos tocase leerlo. Todas las clases continuaron normales, hasta que a la quinta hora empezó a nevar. Acabé del colegio muy emocionado, porque era la primera vez que veía la nieve, así que le hice fotos a todo lo que pude. Pero durante la vuelta a casa, mientras iba en el tren, dejó de nevar. Así que continuó como un día cualquiera, yendo al gimnasio y viendo series…
Día 6: Ya era jueves, y como los otros días volvimos a ir al colegio. Durante la jornada no hubo nada fuera de lo común. Y después, simplemente, volvimos a casa como de costumbre. Pasé la tarde un poco nervioso, ya que era raro no ver a mi familia en tanto tiempo, pero me distraje con Lorenzo y se me pasó. Estuve la mayoría de la tarde viendo series y películas. Hasta que me llamaron para cenar. Esta vez Lorenzo había hecho de comer, es un gran cocinero, así que hizo una quiché de patata y de algunos sobras del día anterior. Estuvo muy buena y además lo acompañaron de distintos tipos de embutidos típicos de Italia y de Bolonia. Al acabar de cenar, fuimos al salón a ver una peli en inglés. Estuvo bien, pero como yo estaba muy cansado me quedé dormido rápido en el sofá.